Extrañando a Margaret
Está haciendo frío. Ji lleva esperando la llamada de su amigo Lance por cerca de media hora. Sabe que es costumbre centenaria de Lance no cumplir nunca un plazo. Eso lo exaspera mucho. Pero ha aprendido a lidiar con eso a lo largo de los doce años que llevan de amigos. Si llega tarde hasta a las fiestas sorpresa de su cumpleaños cómo porqué habría de esperar a que me llamara temprano para ir al estadio, se dice mientras mira una serie cómica americana en la televisión.Después de muchos días, muchos partidos, muchas derrotas, realmente muchas derrotas, Lance va a volver al estadio. No iba desde cuando su país ganó el torneo continental con un dramático gol de cabeza convertido por un zaguero central hace ya cerca de un lustro. Se cansó de ver perder a su equipo de toda la vida una y otra vez, cada vez de una manera más vergonzosa que la anterior, con un estadio más vacío que siempre y una pobreza que se siente sobre todo en los bostezos de los jugadores antes de que comience cada partido. No es hambre de victoria, y Lance lo sabe.Hace un año lo dejó su novia Margaret. Le echó la culpa al fútbol, pues los fines de semana, únicos días en que Lance no está en su oficina trabajando desde las 9 hasta las 5:30 o 6:00 más o menos, se la pasaba echadote en la cama viendo en la tele partidos de la liga premier, la liga española, el calcio italiano, el apertura o el clausura argentino, el fútbol local, los noticieros con las repeticiones de todos los goles que se había visto en el día y los programas de análisis del domingo en la noche. Eso no era lo que le molestaba a Margaret. Realmente le molestaba que grabara los partidos encima de las series dramáticas que ella dejaba grabando todos los días, mientras trabajaba como doctora general en el hospital General de Niños. Lance solo se quedo sin cintas un par de veces, pero justo fue cuando Margaret había dejado grabando el final de Friends, y el de las segundas y terceras temporadas de E.R. y Everwood. Qué pena.Cuando cuelga el teléfono, Ji toma las llaves, se pone una chaqueta negra de cuero, se sube la cremallera hasta al final, le deja la comida servida a Félix, el gato, revisa que no haya quedado ninguna luz prendida, cierra la puerta con doble seguro y sale caminando a paso ligero, mientras se da mañas para prender un cigarrillo en medio de la ventisca.Se encuentran en la estación del bus que queda un poco al norte del estadio. Lance le pega un golpecillo en el brazo, Ji le aprieta la mano, y comienzan a caminar. Del bolsillo derecho de jean, Lance saca las boletas, le entrega una a Ji y se guarda la otra con extremo cuidado en el bolsillo de la chaqueta, al lado del pequeño radio que siempre lleva para escuchar las narraciones del cotejo. Ji, en cambio, prefiere sentir la gritería de los espectadores, aun cuando no participe de ella y a veces ni siquiera vayan muchos hinchas entusiastas a la tribuna oriental.Esta vez ambos contemplaron una poco sorpresiva derrota 4-1 de su equipo del alma. Dieron una vuelta al estadio, se tomaron cinco cervezas y antes de la 1 de la mañana Ji ya estaba en casa, durmiendo. Lance se quedo despierto hasta las 2 viendo el partido en diferido y extrañando a Margaret. No tuvo muchas ganas de sonreir.
mientras tanto suena
Foo Fighters - I'll Stick Around/ Filter - Hey Man Nice Shot/ Soundgarden- Outshined/ Weezer- Buddy Holly/ Blur - Country House/ Veruca Salt- Seether/ James- Laid/ Elastica - Connection
6 Comments:
mire....blogger no esta conspirando, acá estanlos post...incluso pude comentar...mas de lo mismo, claro, que ud escribe muybien.
Mujeres y fútbol. Es muy jodido lograr el equilibrio.
Saludos Chapas
Qué partido en diferido tan deprimente. Algunas veces me pasó.
Me gusta la forma de recrear la historia... Creo que dificilmente se encuentra una Margaret :)
no me gusta el fútbol... pero me gusta como escribes, es la primer vez que estoy por estos lados y volveré pronto...¿cuándo? pronto...
Saludos
Ángela
That's a great story. Waiting for more. » »
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