20060726

Marca Indeleble

1986: Antes de las siete de la mañana bajábamos raudos en el Jeep Toyota color habano del profesor Bahamón por la cuesta que comunica a la autopista a Girardot con el casco urbano de un pueblo enclavado en el Sumapaz llamado Granada, donde trabajaba mi mamá. El viento frío que pone los cachetes rojos a los lugareños se sentía como dinámica en el rostro asomado por la ventana.
1992: Los martes era la clase de educación física. Nos repartíamos todo el curso como en 4 equipos y durábamos el resto de la jornada jugando fútbol: muerte súbita a un gol y entraba el siguiente equipo. Era bacano quedar en el equipo de Daza o de Santos, que eran unos monstruos.
1997: Me encantaban los viernes en la tarde cuando terminábamos las clases de democracia y derechos humanos y nos sentábamos todos en el patio del colegio, mamados de una semana de clases, profesores, tareas y papás a tomar colombiana con croasant. Luego dábamos una vuelta dejando a las niñas en casa y nos íbamos sin un peso pero contentos cada uno para su haus, como dijo Miki Maus.
2000: El miércoles, a eso de las cuatro de la tarde, justo el día que no tenía que trabajar, caminábamos con Julio hasta el apartamento que compartía con Giovanna y armábamos parche a punta de porro y cervecita hasta el fin del día. Por La Pesebrera pasaba un resto de gente, que a veces me encuentro en la calle y no logró ubicar. Cuando la ubicó el punto de referencia es ese apartamento en el 10 piso del edificio que queda en la esquina de la 64 con 11.
2006: Uno a uno íbamos llegando al apartamento de Toy. La pared rosada de fondo. Cada uno con un six pack de Brava y un moñito. Noches de música, las intensas conversaciones, luego salir a conducir un tanto ebrio por la carrera 30 e ir dejarlos a cada uno en su casa. Besos, muchos besos antes de la despedida. Llegar a media noche a releer el periódico y hacer un sanduche con café en leche. Tapar a Miranda con su vieja cobija de colores.

Hay momentos secuenciales, monotonias, cuyo significado es tal que fijan una fotografía cerebral impertérrita. Y cuando alguien trae a cuento su propio álbum de imágenes, hay un clic que te conecta con las propias. Entonces, hay un breve instante de felicidad. Eso, solo eso: breve, pero feliz.

Nota Tónica
Photograph- Def Leppard

5 Comments:

At 3:50 p. m., Blogger MaJaDeRiA said...

"Las fotos en mi cabeza...."...como bien diria la canción.

 
At 5:53 p. m., Blogger Mal Ladrón said...

Escribió algo muy bonito. Realmente bonito. Creo, por algo que escribí y que creo que voy a poner en el blog en algún momento y que se refiere más o menos a lo mismo, que estamos pensando en estos días cosas similares.

 
At 12:26 p. m., Blogger pinkfreak said...

Y es que dicen que eso es la felicidad, pequeños instantes de felicidad...
Los extraño montones...

 
At 7:03 p. m., Anonymous Anónimo said...

Cuadros muy bonitos. Esos que uno desea mucho en la actualidad. :)

 
At 12:04 a. m., Anonymous Anónimo said...

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