20061024

El diablo que hay en tí

La reflexión surgió esta mañana en medio de mi conversación matutina con el viejo Juan Ca. El punto es que al igual que a los antiaborto, a los partidarios de la penalización de la droga o a los que están en contra de las relaciones gay, debe haber algo que a uno le provoque tal disgusto como para prohibírselo a los demás.
Así, estrictamente, no lo afecte a uno en lo más mínimo.
Aceptémoslo: por más liberal que uno sea, no le cae en gracia que la gente se orine contra los árboles, se saque los mocos en público o se corte la uña en el bus.
No es una discusión moral.
Tampoco se puede alegar nada distinto a la urbanidad y a las buenas maneras en contra de esos actos. Pero disgusta. Da piedra que el que se le sentó al lado a uno en el bus le de en la mitad de un trancón por comerse una mandarina y unos maicitos. Por mí prohibiría tal dieta en el sistema público de transporte. ¿Pero a razón de qué?
Tendría que ser un dictador. Así, si todo se hiciera a mi manera, por ejemplo, habría mil vainas ante las cuales el discursito de la tolerancia me parece vano. Fútil. Por ejemplo, que haya quien deje prendido su celular en una sala de cine. No basta con el cartelito. Me parece que hace falta algo más disuasivo para no correr con el riesgo de perderse la frase clave de la película ahogada por uno de esos terribles ringtones de moda.
La camiseta sisa y la gente que anda así toda desvirolada mostrandole a uno el oso que habita en su axila. ¿Basta apenas con la mala cara de los demás para que tan horrible moda entre en desuso? Yo hago muy mala cara ante ese espectáculo y nada.
Que la gente llame a saludar a Julito con el ya clásico “Julito no me cuelgue…”: debería tener una implicación mayor que mi solitaria reprobación. Que un rechinar de dientes.
Que las señoras del aseo se ahorren trabajo gastando litros y litros de agua para limpiar las escalinatas de los edificios es algo que no se permitiría bajo una eventual dictadura mía.
En un arranque de preocupación por la salud ajena prohibiría el chin-chin. Ese trago tiene el diablo adentro, para usar una expresión como la de los curas y los conservadores en contra del proyecto de derechos patrimoniales para las parejas gay.
O que la costumbre de echarle cocacola a un whiskey 18 años. Eso mínimo debería dar para carcel.
Y así hay una infinidad de pequeñas molestias por las cuales uno, quizá, estaría dispuesto a convertirse en el prohibicionista que odia. Lo evita, creo, solo el hecho de que uno no se toma tan en serio a sí mismo. Cuando eso deja de pasar corre uno el riesgo de degenerar en una criatura tan dañina como Juan Manuel Santos. Con esa cara de mal genio, como si estuviera a punto de cagarse y no tuviera papel. Pero no por breves segundos, sino por la vida entera y cada vez con más urgencia y menos papel.

Nota Tónica
Desperate But Not Serious-Adam Ant

9 Comments:

At 4:24 p. m., Blogger Juan Felipe Chamorro said...

jajaja. Parce, qué post tan chistoso y además tan bien escrito!. (Eso de la cara de Juan Manuel Santos estuvo del putas)

Si yo hiciera la lista de las vainas que prohibiría creo que incluiría las que vos decís y unas cuantas más (decí vos, unas cien o doscientas maricaditas)

Un saludo pelao!

 
At 4:52 p. m., Anonymous Anónimo said...

yo apoyaría esa dictadura. La suya.

 
At 5:13 p. m., Blogger Juan Sebastián Leiva said...

Yo también la apoyo!! también aplico la de hacer muuuuuuy mala cara, de rayado y de asco además, pero no funciona!!!!!

 
At 6:08 p. m., Blogger nomeacuerdo said...

el problema no es que se apliquen esos prejuicios, sino quién los está aplicando hoy en dia...

 
At 11:05 a. m., Blogger Unknown said...

JAJAJA...niño de la tapa...que buen post...estoy totalmente deacuerdo con las acciones de pèsimo gusto que usted referencia aqui... lo del "wiskey" no puedo decir nada porque no me gusta...

sera mejor para nuestro pais prohibir ese tipo de cosas tan desagradables y no la libertad de las mujeres a la decisiòn de tener o no hijos o las uniones homosexuales.

 
At 1:04 p. m., Blogger Ange said...

Yo prohibiría que las viejas usen los calsones muy largos o los pantalones muy cortos. Es horrible ver los calsones gastados de las viejas.

Prohibiría rontundamente que las viejas que tangan banano usen ombliguera. La que se reuse la fusilaría de inmediato.

 
At 6:09 a. m., Anonymous Anónimo said...

Prohibiria que quienes usen jean descaderado se sienten en los buses o en las sillas de las universidades mostrandole el triangulito de la tanga o la raya del culo a la persona de atras. Que falta de respeto.

Que escriban vulgaridades y hagan dibujos obscenos en las puertas y paredes de los banos (reminiscencias de la unica vez que entre a uno de los banos del Colombo del centro en Bogota... horrible).

Que peguen chicles masticados debajo de cuanta mesa y silla se les pase por enfrente.

Etc, etc, etc...

 
At 4:57 p. m., Blogger MaJaDeRiA said...

Juaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.

Yo creo que hacia mas de un año un post suyo no me hacia reir tanto.

Felicitaciones tenerlo de vuelta, asi sea de dictador.

(ve que todo poder, da risa).

 
At 2:20 p. m., Blogger Alicia said...

Muy bueno el post, hace falta relajarse en medio de tanto montón de noticias que terminan por sacarlo a uno de órbita.
Yo por mi parte además de unirme a sus propuestas, y a algunas de los comentarios, como la de las niñas barrigonas que insisten en usar ombligueras... también prohibiría que las niñas salgan a la calle con falditas y las piernas peludas, eso me parece muy desagradable, además de prohibir tajantemente que la gente use el "de que" especialmente los profesores de la U.

 

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