Quejandome ante el Mono de la Pila
Hoy los ladrones se metieron a mi apartamento. Rompieron la cerradura, me robaron el televisor, el dvd, un balón de fútbol, el equipo de sonido y las sábanas de mi cama. Pero si estoy aquí escribiendo de esto es porque creo que salvo maldecir, no tengo nada más qué hacer.
Llame a la Policía y aparte de ir a verme la cara de idiota y preguntarme que me robaron no hicieron absolutamente nada más. Se fueron a seguir dando vueltas en moto porque o sino ¿Qué putas hace la Policía en este país? No previenen el crimen y tampoco están en capacidad de investigar uno, así que no se a dónde van los miles de millones que nos cuesta a todos los ciudadanos mantener a esa partida de mediocres sin vergüenzas.
Claro y cuando no están paseando en moto están haciéndole una vuelta a algún mafioso o metiendo presos a esos criminales horrendos que cometen el execrable delito de fumarse un porro por la calle. Porque ni a los políticos corruptos, ni a los violadores de niños, ni a los asesinos de las motosierras, ni a los jaladores de carros, ni a los atracadores que pululan en cada esquina los meten presos. Esta policía nuestra no pesca un resfriado. Me pregunto quiénes serán entonces los que mantienen a las cárceles en estado de permanente hacinamiento.
El asunto es que si usted no sabe quién fue y dónde está el que le robó el apartamento (o el que le violó a su esposa, le mató a su hijo o le secuestro a su padre) el crimen con toda seguridad quedará impune. Pero yo soy terco. Entonces fui a la estación de Policía de Chapinero –tienen a la entrada un par de perros muy pintorescos, por cierto. Supongo que es para cuidar a los agentes. ¡Es qué con esta inseguridad!- a poner el denuncio.
Muy amable y todo el funcionario que nos atendió. Estaba de civil, vestido como de domingo, somnoliento, escuchando salsa vieja en el computador. Tan querido él que cuando nos sentamos a rendir declaración nos preguntó que música queríamos oír. Le dije que si tenía algo de The Police, y sí. Sonó Message in a Bottle. Lo que no tenía era “sistema” para ingresar el denuncio y como no tenía línea no nos lo pudo recibir.
Nos expresó, cómodamente sentado, su preocupación: “están como alborotados esos manes. Ayer recibí una denuncia del edificio de al frente”. Así, con esas palabras, como quien no tiene velas en ese entierro, como quien se queja porque llueve o porque todo está carísimo.
No nos preguntó, claro, si había pruebas, quizás algo dejado por los ladrones, una señal, una huella, cómo era el edificio o con qué sistema de seguridad contábamos. No. Nada de eso. Nada que pudiese establecer un patrón, inculpar a alguien o detectar una pista que los llevará a desmantelar la red de apartamenteros que tiene asolado a Chapinero. Ese parecía no ser su trabajo. Su tarea consistía nada más en introducir un montón de datos inútiles en un computador que no sirve, pero en el cual almacena muy buena música, según el mismo nos confesó.
Y entonces, al final, cuando bajábamos por Chapinero Alto en medio de la penumbra y soledad de un domingo a las 10 de la noche, me di cuenta que ese robó tenía mucho más significado que el de un dato para las estadísticas del alcalde. Que es el reflejo de este país de mierda en el que me tocó vivir. Donde si uno no es traqueto, paraco o político corrupto no tiene ninguna posibilidad de hacerse respetar. De hacer valer sus derechos, de recibir algo a cambio de los impuestos que paga. Que mientras la Policía no haga más sino gastar gasolina paseando por la ciudad o tramitando papeleo en un computador inservible voy a tener que aprender a vivir con miedo. Con el miedo de que un día esté en mi apartamento un domingo a las 4 de la tarde, un par de ladrones rompan la cerradura, entren a mi cuarto y para ahorrarse las incomodidades de un testigo, me peguen un tiro en la cabeza y mis sesos queden esparcidos por toda la habitación. Los Policías ese día tampoco podrán hacer nada porque como dijo hoy uno de ellos “las huellas deben quedar en una superficie de vidrio limpia”.
La Nota Tónica
Karma Police- Radiohead